14/6/11

YEMEN - Artículos y libros


Artículos y libros

A continuación presentamos una serie de resúmenes de artículos y libros que tratan sobre las diversas problemáticas del Yemen, ordenados alfabéticamente con el objetivo de facilitar la comprensión y búsqueda de los mismos. Incluimos los links al texto completo en el caso de aquellos que se encuentran disponibles en la red.


BONNEFOY, L. (2009), “Varieties of islamism in yemen: the logic of integration under pressure”. En Middle East Review of International Affairs 13 (1) Link: http://hal.archives-ouvertes.fr/halshs-00372253/

Resumen: Este artículo hace un recorrido sobre la pluralidad de las expresiones del Islamismo en Yemen, que el autor articula en 5 modelos tipo que serían, los Hermanos Musulmanes, los salafistas, algunos brazos violentos de grupos “jihadistas”, los grupos Sufís, y los Zaydis;  “Zaydi revivalists”. – Grupos, estructurados específicamente, y que están imbricados en la compleja realidad yemení fruto tanto de la historia antigua del país como producto de las dinámicas contemporáneas transnacionales, representando diferentes vinculaciones o confrontaciones con el Estado. - 

A través de la exposición de los mismos, el artículo analiza los elementos que permiten comprender la participación de cada uno de dichos modelos de islamismo en el país y cuáles han sido sus relaciones respectivas de ambivalencia con el Estado.
Así, el autor analiza el papel tan importante que han ocupado dichos movimientos islámicos en el Yemen contemporáneo, y la capacidad que ha tenido la fórmula política del país para negociar y tratar con dichos ellos, más en términos de integración que de represión, lo que, según el autor, ha actuado como un importante factor de estabilización. 

Bonnefoy, muestra como todos y cada uno de estos grupos han colaborado hasta cierto punto con el régimen y han sido beneficiados en algún sentido durante diferentes momentos, lo que ha reducido los niveles de violencia política, y ha permitido la participación de las mayorías, manteniendo una estabilidad francamente sorprendente y nada augurada por un gran número de analistas o periodistas.

Sin obviar los conflictos con la oposición, las hostilidades vecinas, las crisis que ha sufrido, conflictos internos, su endémica corrupción, los juegos auto-interesados del régimen por el poder…etc. para el autor, la estabilidad generalizada que había tenido el país hasta estos últimos años, debe ser comprendida por esta participación de los grupos islamistas, y por su integración en las instituciones públicas. En tanto que, según explica el autor, han implicado cierto reparto de poder, y una  fuerte presencia activa de la sociedad civil tradicional, tanto religiosa como tribal, que con su fuerza  han coartado la capacidad del régimen de monopolizar todos los niveles de poder de forma totalitaria durante bastante tiempo.
Sin embargo, el autor expone como, debido a las transformaciones internas, la monopolización cada vez más fuerte de recursos por parte de los familiares del presidente, la erosión del régimen…etc. y muy especialmente también debido  a las presiones externas mundiales y reconfiguraciones de las relaciones geopolíticas tras el 11 de Septiembre de 2001, este equilibrio parece haberse destruido y augura Bonnefoy que está en peligro, con unas consecuencias, expone, “de dimensiones aún desconocidas.”


BONNEFOY, L. Y BURGAT, F. (2009) “El Yemen, entre la integración política y la espiral de la (contra) violencia”. En documentos de la casa árabe.

Abstract: Yemen posee una historia y experiencia en diferentes aspectos  diferente al resto de países del mundo árabe. El régimen político basado, según los autores, en un sistema de inclusión y repartición del poder entre diferentes actores políticos, entre los cuales, jefes tribales y movimientos islámicos, lo que ha dificultado durante largo tiempo las tentaciones autoritarias del régimen. Esta estructura política que daba cierto “equilibrio” se ha visto alterada en los últimos tiempos por diferentes factores que repercuten en la vida social, política y económica. Entre los cuales, el más importante ha sido la alianza con EEUU en la lucha contra el terrorismo, que ha dado paso a una espiral de violencia que pone en peligro el proceso de democratización del país.

Resumen: Yemen es catalogado a lo largo del artículo como un país anómalo dentro de la generalidad del mundo árabe, por, entre otras cosas, ser la única república de la península Arábiga y haber celebrado elecciones presidenciales relativamente libres, lo que ha dado lugar a la aparición de fuerzas opositoras al poder de Ali Abd Allah Salih.

Yemen a pesar de su, se podría decir, “unidad”, basada en que todos son musulmanes y que no existen minorías étnicas y lingüísticas significativas, a lo largo de la historia pocas veces ha estado unificada, pues parece haber estado dividida con diferentes formaciones: sultanatos, imamatos, pero la división más fuerte y que permanece patente en cierta forma hasta la actualidad es la separación Norte-Sur. Separación en lo que su día fue la República árabe del Yemen (RAY) del norte, y la República Democrática Popular del Yemen (RDPY) del Sur. Unificadas desde el 22 de mayo de 1990, pero con un predominante y permanente liderazgo del norte.

El artículo traza dos apartados claves:
1. Cómo el régimen político ha seguido una estrategia basada en la integración de gran número de actores sociales que iba  desde las estructuras tribales hasta los movimientos islamistas. Una estrategia que ha pretendido superar divisiones y dualismos históricos, a través, destaca la alusión en el texto, de relaciones basadas en el clientelismo. Lo que genera un equilibrio basado en relaciones no represivas a través de la violencia, cosa que también lo diferencia de otros muchos países árabes.
2. Cómo las relaciones externas con EEUU por la lucha contra el terrorismo están amenazando al supuesto equilibrio e integración política.

Historia Norte y Sur:
El norte sufrió la dominación administrativa Otomana en el s-XVII, pero conservo el poder zaidí. Cuando consiguieron acabar con los otomanos y se instauró el imanato zaidí, la monarquía escogió una política aislacionista y antimoderna. Hasta 1962 cuando se instauró la república, que pretendía acabar con las desigualdades sociales y religiosas que sólo después de 8 años de guerra civil logró extenderse a todo el territorio.

El sur colonizado por Gran Bretaña en 1829 abrió un proceso de aculturación. Al ser geográficamente un lugar costero y por lo tanto abierto a las relaciones con el exterior facilitó la conversión de Aden en una ciudad cosmopolita, lo que marcaba la diferencia con los pueblos de las altiplanicies del norte, fuertemente aislados, como Sanaa o Sa’da. Una guerrilla de inspiración marxista consiguió la independencia de Aden. En 1970 se proclamó la RDPY apoyada por la Unión Soviética, la que provocó otro proceso de aculturación a través de su política de modernización, no obstante, dicen los autores, nunca alcanzó los objetivos de transformación radical de la sociedad.

El proyecto de república intentó luchar contra estas divisiones rechazando el régimen de imamato zaidi y el socialismo del sur que nunca llegó a calar del todo por ser considerado una nueva imposición de fuera. Este proceso, no obstante, según los autores sigue inconcluso. Y es que estalló en 1994 una guerra de secesión de la mano de unas élites socialistas, que acabó con la entrada en Aden de las tropas del norte, lo que fue percibido como una nueva dominación para acabar con la anterior que era el socialismo impuesto.

La repartición de los poderes como doble estrategia: 1. para superar divisiones  a través del reparto y 2. por incapacidad del Estado para monopolizar los recursos económicos, militares, religiosos y simbólicos. Así una de las claves de la longevidad política de Salih es el mimo con el que mantiene las relaciones con los actores tradicionales, ha permitido participar a toda la diversidad de fuerzas políticas reales especialmente islamistas, que es algo que diferencia de otros países árabes, pues el régimen yemení se ha construido sobre un consenso más amplio que en muchos otros lares. Esta igualdad o integración NO se ha dado igual con el sur. Congreso Popular General (CPG) se incluyen diferentes corrientes, como Al- Islah, socialistas, islamistas y naseristas. Un partido en realidad atado de pies y manos por el régimen. Así un militante de Al- Islah declara: “El CPG no es un partido, no tiene ideología ni organización. Lo que más encarna son buenos coches y salarios y si el presidente Salih se fuera, desaparecería” (2009:14)(de una entrevista  en Sanaa, febrero 2005).
Algo que ha contribuido a frenar el autoritarismo de los dirigentes ha sido <la sociedad civil en armas> apoyada por las estructuras tribales,  paradójicamente la incapacidad por controlar en tráfico de armas representa un papel regulador.

Por todo lo anteriormente mencionado dicen los autores que los grupos islamistas han podido desarrollarse sin entrar en una espiral de violencia- contra violencia experimentada en el resto de países de la región. Asimismo el equilibrio tiene también base religiosa, en tanto, intenta esquivar el dualismo religioso, incorporando el sunnismo, en el sistema educativo enseñanza, financiado no casualmente por Arabia Saudí.

¿Qué amenaza el equilibrio? (un equilibrio expuesto de una forma un tanto ideal)
1.       Tentaciones autoritarias del poder
2.      Aliado en la lucha contra el terror

En 2001 con razón del 11S el régimen decidió cooperar con la lucha antiterrorista con la finalidad de no salir perjudicado. No obstante, optó por una especie de <servicios mínimos> tal como dicen los autores. Lo que le ha hecho ganarse la acusación de ligereza en la lucha antiterrorista, sin embargo el apoyo yemení ha tenido un coste político, un creciente distanciamiento entre el régimen y los islamistas. Así a lo largo de 2007 y 2008 el gobierno ha sido menos capaz de controlar a los grupos armados. Ha surgido una ola de violencia que a su vez a justificado una política represiva, lo que alienta más a nuevos atentados y a llegar a esa espiral de violencia de la que pareció alejarse o librarse.

En relación a la lucha antiterrorismo se encuentra el terrible “ asunto al-Huthi”, Al- Huti fue el creador de un partido (Partido de la Verdad) y una asociación religiosa (Juventud Creyente) con objetivos de revitalizar el zaidismo. Este líder expresó su resentimiento, que es popular en realidad, hacia EEUU e Israel, lo que le llevó a ser acusado por el jefe de Estado en 2002 por deteriorar las relaciones de Yemen con EEUU. Saleh  aprovechando un altercado en el que la Juventud Creyente estaba metida lanzo una gran ofensiva contra ese grupo, que antaño había apoyado. A raíz de ésta se desencadenó una serie de ataques de lo cuales el resultado fue la muerte de al- Huthi y de miles de personas: civiles, militares y rebeldes. Con ello el jefe de Estado decidió volcar su lucha antiterrorista contra un grupo que los autores consideran <los perdedores de la historia> (quienes también perdieron en la revolución republicana) que son la minoría zaidi, que no comparte gran cosa con Al-Qaeda, más allà de una desaprobación estadounidense superficial. Por lo que concluyen que las presiones ejercidas por Occidente en nombre de la seguridad hacen que entren en una espiral que afecta a la seguridad yemení y pone en peligro el equilibrio político.

Con respecto al Sur, estos  se sienten desposeídos, tanto  de sus tierras agrícolas que fueron reprivatizadas como por la desposesión de los principales recursos de hidrocarburos que precisamente se hallan en esta zona. Por otro lado se sienten desprovistos en tanto no les llegan recursos. Debido todo ello a la centralidad de la política muy localizada en el norte.

Algunos otros aspectos que aumentan esta fragilidad y amenazan también al equilibrio:
1.       La problemática de sucesión del presidente porque éste está muy enfermo
2.      Fallecimiento del jeque líder de la oposición que mantenía una buena relación con el régimen y que en la mano de sus sucesores puede llevar a una mayor intransigencia con el régimen
3.      Economía: alza de los precios de materias primas, el paro endémico y la pobreza.
4.      Agotamiento de recursos acuíferos en la región de Sanaa
5.      La actitud de los socios internacionales, pues dependen de la ayuda internacional, de los que recibe presiones para actuar y decidir.


CLARK, J.A. (2004)  Islam, Charity, and Activism: Middle-Class Networks and Social Welfare in Egypt, Jordan, and Yemen. Bloomington. Indiana University Press.


Resumen: En este libro, Janine A. Clark aborda el activismo islámico contemporáneo, examinando la estructura y la dinámica de las llamadas Instituciones Islámicas Moderadas de clase media y su impacto social y político, a partir del estudio de tres casos específicos en Egipto, Jordania y Yemen. A través de ellos, la autora invita a repensar las Instituciones Sociales Islámicas y el papel que juegan en la refundación de una nueva sociedad musulmana.

El libro examina el por qué y cómo estas instituciones islámicas se establecen entre la clase media de Yemen, así como en las de Egipto o Jordania, centrándose así mismo, en la significación política que las mismas y en las dinámicas y las lógicas que llevan a cabo.  Ello se ve especialmente claro en el capítulo dedicado a Yemen, titulado “The Islah charitable Society in Yemen: Women´s social networks, charity and Da´wa”. 
A lo largo del mismo, se abordan una serie de cuestiones relacionadas con el activismo islámico de las mujeres,  las reformas económicas y el papel de la clase media de dichos países, las estrategias de reclutamiento y de construcción de una sociedad islámica alternativa, los movimientos de protesta, la participación política…etc.  - Cuestiones, que deben ser comprendidas en un marco en el que, cada vez más, organizaciones benéficas y organizaciones islamistas de bienestar social entran a jugar un papel importante en el tratamiento de las necesidades socioeconómicas de las sociedades musulmanas, con independencia del Estado. -

Contextualizando estas Instituciones Sociales Islámicas, Clark afirma están gestionadas por y para la clase media y por tanto están lejos de conferirse para los más pobres, como suele considerarse de forma generalizada.

A través del análisis de dichos grupos, la autora muestra como éstas, desempeñan un papel fundamental en el fortalecimiento de redes sociales de la clase media, fortaleciendo lazos horizontales de confianza, de solidaridad y liderando en algún sentido una red capaz de difundir nuevas ideas sociales entre profesionales, voluntarios, clientes, redes políticas… y en el que las mujeres juegan unos roles particularmente interesantes.
La autora hace especial énfasis en que se puedan comprender dichas Instituciones Sociales Islamistas a partir de diversos fenómenos globales:
Por un lado, las sitúa en el contexto global de aumento de las ONGs que nacen del modelo económico imperante y sus consecuencias, etc., y al papel que éstas ocupan entre las clases medias, dando en cierta medida respuesta a la debilidad del Estado.
Por otro lado, la autora vincula la consolidación de estas instituciones al alza del llamado “activismo islamista”, que tiene su origen en la Salafiyya, - mucho antes de que fuera considerado motivo de preocupación para Occidente - , y que nació como respuesta a movimientos secularistas o que se estaban desvinculando del “islam verdadero”.
Es importante comprender, tal y como se explica a lo largo del libro, que dichos movimientos postulan en el islam la solución socioeconómica y política para el mundo, asumiendo la superioridad del Estado Islámico frente a las reivindicaciones secularistas. Por tanto, buscan establecer instituciones islámicas alternativas que muestren dicha superioridad y que provean bienestar. En este sentido, estos movimientos adquieren un papel muy importante representando una organización alternativa islámica.

A lo largo del libro, y con gran relevancia también en el caso yemení, la autora plantea que dichas Instituciones del Islamismo moderado son un desafío tanto para las habilidades del Estado como para el secularismo, en tanto representan los fundamentos de una sociedad y Estado alternativos, la construcción de la identidad islámica y contribuyen a aliviar situaciones de injusticia y pobreza. 

DRESCH, P. (1984) “The positions of Shaykhs Among the Northern tribes of Yemen”. En Man, new series, 19 (1): 31-49. Publicat per: Royal Anhropological Institute of great Britain and Ireland.

Resumen: Dresch advoca per deixar de banda l’observació de les societats tribals com un conjunt en equilibri entre els seus elements iguals i oposats. D’aquesta manera és com, diu Dresch, tradicionalment els estudis sobre les societats tribals obvien les figures dels dirigents o líders. Així és, com ell diu, que en parla del fenomen Evans –Pritchard (1967).

Aquest tipus de societat tribal en equilibri, diu Dresch, ha pogut existir en un passat, però s’ha de tenir en compte els canvis promoguts per les introduccions dels estats, el poder, les jerarquies i el clientelisme. Ell vol centrar el seu anàlisi en el lloc que ocupen els sheijs. En concret al nord del Yemen, un lloc, segons ell, privilegiat per aquest estudi, ja que, a més a més, de ser molt antic i mantenir documentació, encara manté força distància del govern central.  La major part de les tribus del nord pertanyen a les tribus Hashid i Bakil. En concret, en el moment del seu anàlisi, hi havia 7 tribus Hashid i 14 Bakil. L’organització interna d’aquestes tribus en seccions i la seva grandària és molt variable. Les tribus, les seccions i les confederacions poden anar canviant, tot i que la seva estructura, diu l’autor, és força estable.

Per altra banda, l’autor remarca la importància de veure la tribu com alguna cosa més enllà del territori, encara que les tribus tinguin terra, l’honor és col·lectiu, i solament existeix en relació a les oposicions. I, es quan l’honor col·lectiu s’invoca que els homes poden unir-se per defendre el territori de les parts exteriors.

Els sheijs, normalment provenen de famílies de sheijs que s’identifiquen amb una secció concreta. La relació dels sheij i les seccions o famílies és menys regular del que caldria esperar, doncs no sempre respon a un sheij per secció. Doncs cada tribu no reconeix solament a un sheij com a norma. Solament hi ha un reconeixement a un sheij per sobre de tots que és el que rep el nom de “sheij de sheijs”. Per altra banda, els sheijs no mantenen una influència i abast constant sinó que aquest pot anar fluctuant. Els dominis de les famílies de sheijs canvien de forma irregular. Les famílies van canviant d’espai així com van augmentat la seva influencia. De la mateixa forma que poden anar reduint-la. Cal esmentar, també, que un sheij no posseeix domini sobre tota l’entitat de la qual és sheij.

Dresch mostra una de les funcions primordials dels sheijs, que és la de fer d’àrbitre enmig dels conflictes. Els sheijs són seleccionats per les parts en conflicte. El sheij com a àrbitre agafa una garantia de cada part que és una forma de materialització d’una promesa. Promesa per mitjà de la qual les parts han d’abstenir-se de produir un nou conflicte o delicte, doncs seria un insult cap el sheij. Un sheij no parla en nom dels seus homes en una situació normal. Solament és en el cas de ser escollit àrbitre que se li concedeix aquets poder. Els sheijs seleccionats davant conflicte no han de ser els propis necessàriament, ja que, diu l’autor, normalment s’escullen aquells qui tenen més influencia i són més respectats.

Paul Dresch fa menció, alhora, de que els sheijs són importants en igual mesura per la política nacional com pels assumptes tribals. L’atenció que els presten alguns polítics dóna mostra de la seva importància. Amb tot, cal allunyar-se del pensament de que els estats dominen les tribus, doncs aquestes, tal com diu Dresch, també configuren l’estat.

Ell conclou que cal anar a les idees indígenes que sustenten les idees d’oposició col·lectiva i el poder dels sheij, que des del seu punt de vista no són un conjunt integrat i coherent, però tampoc són inintel·ligibles i per tant es poden recopilar. Alhora diu que cal rebutjar la idea de que els actes dins el tribalisme siguin mecànics, doncs aquesta visió empara la idea de “l’equilibri de poder”. Així ell defensa un tracte o descripció del tribalisme tenint en compte els processos en els quals està immers.


DRESCH, P. y HAYKEL, B. (1995) “Stereotypes and Political Styles: Islamists and Tribesfolk in Yemen”. En International Journal of Middle East Studies 27(4): 405-431.

Resumen: Este artículo se escribió en 1995, en un contexto de estallido y reapertura de un conflicto interno que puso en entre dicho la unidad de Yemen proclamada cuatro años antes, entre el Sur y el Norte.
Los autores, a partir de la recogida de datos etnográficos sobre diferentes momentos, prácticas, estilos y discursos de los principales actores políticos yemeníes, exploran en este artículo la retórica, ejes centrales y lógicas de representación que permitirían definir a una de las principales fuerzas políticas del país, el Islah, en tanto coalición cuyas lógicas y representaciones ilustran notoriamente la profunda complejidad que esconde la realidad política yemení.
Con ello, el artículo busca deconstruir los estereotipos vinculados a estos partidos y lógicas muy facilísimamente catalogadas de “islamistas” o en otras ocasiones peyorativamente descritas como “tribales” invocando todos los estereotipos que no acompañan al “progreso y la modernidad”.
Así, este artículo, al analizar y tratar de comprender la identidad, ideología, retórica, contradicciones, los usos del lenguaje, las dinámicas y estilos del Islah, permite arrojar cierta claridad en la comprensión de la complejidad de intereses, prácticas, dinámicas y respuestas de los actores políticos y sociales que actualmente están teniendo un papel fundamental en las revueltas que se están dando en el país.

El análisis de los estereotipos y los estilos políticos del Islah, es particularmente significativo en el contexto actual, en tanto que éste, está teniendo un papel fundamental en la oposición al régimen, albergando aparentemente la mayor diversidad y pluralismo en las revueltas (entre amplios sectores de la sociedad civil, activistas, líderes tribales, profesionales…etc.), al tiempo que representa un papel cuanto menos contradictorio y delicado.
De igual modo lo es también, por el significativo papel que ha jugado en el campo de las representaciones del “islamismo” tanto nacional como internacionalmente para Europa y EEUU. 

El artículo, da muestra de las dificultades y riesgos de ciertas oposiciones “esencialistas” en la realidad política yemení, analizando las relaciones entre los “islamistas”, los miembros de clanes y tribus, los urbanitas, etc. centrándose en las lógicas diferenciadas y coaliciones que se han estableciendo entre ellos tanto en el plano de las representaciones como en el de la práctica política. De esta forma, los autores dan muestra de cómo las fronteras entre, las a menudo tan categóricas clasificaciones secularistas o islamistas, entre lo urbano, lo tribal, las lógicas democráticas y/o de patronazgo, son en realidad mucho más difusas y complejas, así como han sufrido múltiples variaciones dependiendo de los contextos y oportunidades. Por lo tanto, al sentir de los autores, lejos de asumir la claridad que se deriva de estos discursos y categorizaciones, no puede sino advertir que se son  completamente ficticias y sus categorías deben ser repensadas.

Como apuntaba y muestran los autores a lo largo del artículo, el Islah, lejos de responder a la catalogación que tan rápidamente se le ha supuesto de “fundamentalista”, y/o incluso de partido “radical”, ha demostrado a demás de partir un centro bastante establecido, ser una coalición con una trayectoria particularmente flexible y contradictoria que le ha permitido adoptar una diversidad de discursos y enfoques en una lógica más bien pragmática y clientelar, que dificultan enormemente el proceso de clasificación en una tendencia ideológica determinada. Es decir, su particular trayectoria y práctica política la hacen difícilmente circunscribible a una tendencia concreta.
De igual modo, y partiendo del mismo ejemplo, los autores analizan también la producción de estereotipos que funcionan dentro del contexto yemení y en los medios internacionales, especialmente representados entorno a los ya mentados “islamismos” y “tribalismo”, distorsionando enormemente la comprensión de la realidad política. Estereotipos, que reproducen o refuerzan los diferentes grupos y o fuerzas políticas yemenies,  autoalimentando los prejuicios y conflictos que luego se establecen. 
Los autores, al ahondar en los prejuicios que funcionan para significar el panorama político Yemení, dan cuenta de que están determinados por categorías y expectativas que forman parte de un discurso más amplio,  de unas lógicas de representación y unos estereotipos establecidos más allá de Yemen, en cuya configuración éste tendría más bien poco peso.
En este sentido, por ejemplo los autores destacan a lo largo del artículo como los medios internacionales, y particularmente la prensa árabe, ha desarrollado una imagen  del Islah coherente con la imagen  construida desde Europa, y que ha sido establecida, como era esperable, en torno a la presunción de que el Islah es un partido islamista extremista con los riesgos que ello podía suponer.

Con todo, se desprende del artículo, una invitación a huir de la simplistas retóricas que se sostienen en diferentes contextos y que, para el caso Yemení, al fin y al cabo oscurecen enormemente intereses comunes de todos los líderes, - que en su mayoría responden a un estilo mucho más basado en conexiones y redes de patronazgo que en el apoyo de amplias masas populares. - 


ECHEVERRÍA, C. (2006) “La república del Yemen como objetivo del terrorismo Yihadista”. En Revista del ejército de tierra español, Sección Observatorio internacional de conflictos, núm: 788: 98-99.

Resumen: Echevarría defiende que Yemen está siendo objetivo del terrorismo islámico dada su producción de hidrocarburos así como su alianza con la lucha antiterrorista desde el 2001. Por ello Echevarría desde una perspectiva unilateral y se podría decir simplista  cree que el desafío de este país pasa por la vigilancia  y la seguridad, dejando de lado otros aspectos como los problemas políticos, económicos y sociales en los que el país está inmerso y la solución de los cuales no pasa por el aumento y mejora de la seguridad, o al menos no del todo. No obstante él asocia la consecución de las elecciones gracias el éxito de las operaciones antiterroristas y el refuerzo de la vigilancia, ya que se abortaron en diferentes ocasiones atentados terroristas.


HAMAD, L. (2007) “El fenómeno tribal en Yemen: sustrato histórico del poder de las tribus”. En: Revista de Estudios Internacionales Mediterráneos (REIM) 2.

Resumen: El objetivo del texto de Leyla Hamad, es analizar el papel de las tribus en las sociedades árabes e islámicas, y en particular en Yemen, considerando que en muchas de ellas estos grupos son la principal unidad de organización social. Se realiza entonces un repaso de la evolución de las tribus en este país y su relación con el estado, intentando detectar el sustrato histórico de su poder y ver los efectos que han tenido en ellos las políticas desplegadas por los diferentes gobiernos.
Se trabaja sobre el supuesto que la existencia del fenómeno tribal ha tenido dificultades con la introducción del Estado, cuya relación con este, a ojos de la autora, puede materializarse tanto en cooperación como confrontación, pero siempre sobre un fondo de tensión. Esto último se debería a que ambos, estado y tribu, imponen modelos de lealtad muy diferentes, mientras el primero obedece a una lealtad a la autoridad central, en la segunda priman los lazos de parentesco.
Al mismo tiempo, la autora afirma que, al contrario de lo que suele pensarse, las tribus no corresponden a entidades marginales y aisladas, y que muchas veces son concientes de su papel en la esfera política de la sociedad. En la contraparte, los estados necesitan de las tribus, dada su fuerte influencia social.

En el caso de Yemen, para Hamad históricamente se ha ido reforzando el papel político de las tribus. En esta situación influyen dos factores. Por una parte, dada su influencia los diferentes gobiernos que ha tenido Yemen en su historia se han visto obligados a buscar apoyo en ellos. Por otra parte, a la lealtad inmanente de que gozan las tribus se suma el hecho que muchas veces ante la ineficacia del gobierno en algunas zonas son ellas quienes se han hecho cargo de satisfacer servicios básicos a la población. Así las cosas, los gobiernos inevitablemente han debido lidiar con el fenómeno tribal, frente al cual muchas veces han buscado alianzas dirigiendo su atención y esfuerzos persuasivos especialmente a los líderes.

Según Hamad, la situación de las tribus en Yemen hoy difiere a como era antiguamente, cuando estas tenían una relación estrecha con el gobierno central, llegando incluso a gobernar conjuntamente (Rey y Consejo Consultivo compuesto por las tribus). Más tarde, debido a la fragmentación del poder las tribus adquirieron mayor independencia al tiempo que debieron generar estrategias para gestionar la tierra, dándose este proceso de forma muy distinta en las diferentes zonas del país. Así, mientras en el norte se impuso la guerra como mecanismo de control de los escasos recursos existentes, lo que a su vez propició alianzas entre unas y otras, en el sur se constituyeron sultanatos, emiratos y principados lo que promovió, por el contrario, un creciente aislamiento entre los grupos. Este escenario continuó acrecentándose luego durante los diferentes regímenes que gobernaron las dos regiones del país.

Durante el largo periodo de reinado zaydi en Yemen, las dinastías y sus imanes, adoptaron diferentes formas de enfrentamiento del fenómeno tribal. En determinados momentos se privilegiaron las alianzas a las que las tribus adherían a cambio de ciertas concesiones. En otros, se combinaba esta estrategia con formas de coerción y represión intentando tener mayor control sobre los grupos.

En el golpe de estado de 1962 –en el que hubo participación tribal- y la posterior Guerra Civil entre monarquistas y republicanos (1962-1970), las tribus adoptaron un rol particular, a saber: gran parte de los grupos no tomaron partido por ninguno de los dos bandos, sino que más bien cambiaban de uno a otro según sus intereses. De este episodio las tribus salieron fortalecidas, en la medida que aceptaban apoyo de Arabia Saudi y Egipto para apoyar a uno u otro bando, hecho que propició su consolidación en la escena política de Yemen, la que a su vez se materializó en instituciones como el Consejo Consultivo.

La región del sur, en particular, se ha caracterizado por diversos intentos de destribalización, comandados primero por los británicos, y luego por el Frente de Liberación Nacional. Sin embargo, éstos no rindieron los frutos esperados y a pesar de la pretensión de construir una única identidad socialista –luego de la independencia-, las diferencias y divisiones tribales persistieron.

Posterior a la unificación de Yemen, acaecida a principios de los años 90, las tribus llevaron a cabo una serie de conferencias, que sirvieron no sólo para redactar y exigir demandas al gobierno, sino también –y casi más importante- para manifestar públicamente que no abandonarían su tradicional estilo de vida, lo cual sirvió para enfatizar el carácter tribal del país. Además, con esto las tribus comienzan a emplear las nuevas plataformas legales y democráticas para expresarse políticamente.

El presidente Saleh, sabiendo de la importancia de este fenómeno en su país, ha instaurado un sistema de alianzas especialmente dirigida a los líderes, intentando garantizar con ello la estabilidad de su régimen. Acompañado de un sistema de recompensas y castigos, y administrando los recursos del país como si fueran propios, ha logrado generar una efectiva red clientelar que cumple dicho propósito –dentro de la cual la tribu más beneficiada ha sido la suya-, al menos en una parte del país. En ciertos sectores de Yemen, especialmente en regiones más marginales, las tribus no se han visto beneficiadas por la estrategia de Saleh, lo que ha despertado desconfianza y descontento. Así, estos grupos se enfrentan al gobierno a través de dos mecanismos: el secuestro de turistas y los actos de sabotaje a compañías petrolíferas extranjeras.

Para la autora, es relevante considerar que las tribus no sólo tienen fuerte preponderancia política, sino que también cuentan con un alto grado de fuerza militar –entre otras cosas, apoyada por las altas tasas de tenencia de armas en la población-, de la cual no están dispuestos a deshacerse. Este escenario representa un riesgo para el gobierno, por lo cual Saleh continúa evitando la confrontación al tiempo que busca negociar, sobretodo con aquellas tribus mencionadas de las zonas más aisladas. Esta estrategia, según Hamad, puede resultar en algún punto peligrosa para el presidente, en tanto provoque una desvinculación entre los líderes de las tribus –aquellos que acepten las alianzas- y sus seguidores, hasta el punto de ser removidos y reemplazados por otros más representativos del descontento popular.


HAMAD, L. (2009) “Dinámicas de democratización y regresión política en Yemen” en ÁLVAREZ-OSORIO, I. y ZACCARA, L. (eds.) Elecciones sin elección. Procesos electorales en Oriente Medio y el Magreb. Ediciones del oriente y del mediterráneo. 262- 300

Resumen: Para desarrollar el texto la autora parte de una inquietud, a saber: por qué es posible que muchos medios de comunicación y organismos internacionales hayan reconocido en las últimas elecciones en Yemen un hecho que da cuenta de la evolución democrática del país, aun cuando se trató de la reelección de Ali Abdallah Saleh quien gracias a este proceso cumplirá 35 años en el gobierno en 2013.
Según Leyla Hamad, efectivamente estos comicios ocurridos en 2006 pueden ser interpretados “en clave de progreso”, principalmente al ser comparadas con las anteriores llevadas a cabo en 1999. Este argumento es el que intenta desarrollar en el texto, describiendo el contexto y recorrido político de Yemen y deteniéndose en diferentes elementos que favorecen o entorpecen la democratización, con especial interés en la influencia del sistema de alianzas que ha logrado construir el presidente. Para ella, desde la unificación del país en 1990 y la consiguiente adopción de un sistema democrático y multipartidista, el proceso político se ha caracterizado por una oscilación entre procesos democratizadores y otros de regresión democrática. A este escenario se suma un aumento de la fragilidad e inestabilidad política ocurrida en los últimos años.

En el dibujo del panorama político de Yemen es importante tener en cuenta el proceso de unificación, pues se trata de un hecho que trajo consigo un periodo sin precedentes de diversidad y libertad política, sustentado, entre otras cosas, por un importante apoyo popular.
La unificación entre la República Árabe de Yemen (nortina y conservadora) y la República Popular Democrática de Yemen (sureña, laica y marxista) comenzó a tomar forma en 1972 con la Conferencia del Cairo, donde se acordó la creación de una comisión constitucional para el futuro estado unificado. Dieciocho años tardó dicho documento en ser aprobado, teniendo como uno de los principales obstáculos convenir un sistema partidista (ambas repúblicas tenían partidos únicos).
Para ser aceptado definitivamente dicho texto constitucional y legitimado en el marco de un gobierno unificado debía ser previamente aprobado por los respectivos parlamentos, ratificado por un referéndum y se debían realizar elecciones populares.
Debido a diferentes factores, entre los que se cuentan una fuerte crisis de legitimidad y liderazgo en el norte (guerra civil incluida), una frágil situación económica en el sur y el descubrimiento de petróleo y su deseo de explotación conjunta, este proceso de unificación se aceleró no respetando ciertos plazos y condiciones previamente establecidos.
Finalmente se erigió un sistema democrático, dejando poco claras las razones. Algunos lo atribuyen a un intento de supervivencia de los 2 regímenes en crisis, mientras que para otros obedeció a una autentica voluntad política.

Por otra parte, los sistemas de alianzas y contra alianzas son un elemento clave en la política yemení, principalmente porque basado en ellas el presidente ha logrado contar con cierta estabilidad en el poder. Gracias a que ha conseguido formar una “amplia red clientelar” a través del ofrecimiento de puesto en la administración o importantes negocios.
A pesar de que en términos generales este sistema ha ayudado al gobierno fuertemente personalista de Saleh, también es posible reconocer algunos conflictos y divisiones asociadas. Entre las alianzas que Saleh ha logrado establecer algunas de las más importantes son: entre el Congreso General del Pueblo (su propio partido) y el Partido Socialista Yemení, la cual se deterioró progresivamente luego de la unificación hasta la guerra civil entre el norte y el sur de 1994; y entre el mismo Congreso General del Pueblo y la Congregación Yemení para la Reforma, el Islah (partido de orientación islamista, tribal y conservador que llegó a consolidarse como la segunda fuerza electoral), alianza que se evidenció claramente con la reforma que introdujo la Sharia como fuente de legislación nacional (hasta entonces el Islam no era la única fuente de legislación).

Gracias a la última alianza mencionada, entre Islah y el CGP, en 1999 para las primeras elecciones presidenciales directas –otro factor relevante en la trayectoria de Yemen-  fueron aprobados por el parlamento (requisito establecido por la Constitución) sólo 2 candidatos y ambos pertenecientes al mismo partido (CGP), dejando fuera de carrera al candidato socialista. La forma que tomó esta elección lleva a la autora a reflexionar en torno a un paquete de enmiendas constitucionales aprobadas en 2001, que según ella en su mayoría perjudican el proceso democratizador pues benefician a las instituciones de la presidencia y del Consejo Consultivo (institución designada por el presidente que, entre otras tareas, debe valorar el perfil de los candidatos y vota su aprobación), en detrimento del parlamento y del electorado.

Otro elemento a considerar según Hamad, son las relaciones internacionales que ha establecido Yemen y el aislamiento al que se vio sometido por un periodo de tiempo. Esta situación se debió principalmente a la postura que tuvo el país ante la invasión de Sadam Husein a Kuwait en 1990, condenado la invasión y absteniéndose de votar en cuanto a las sanciones o autorizar la intervención armada. A partir de aquí se produjo un aislamiento y castigo internacional que duró cerca de 10 años y trajo consigo fuertes consecuencias económicas.
En este marco internacional la relación con 2 países ha sido clave, a saber, Arabia Saudí y Estados Unidos, con ambos la relación históricamente ha sido tensa. Con el primero por temas fronterizos y diferencias políticas e ideológicas, y con el segundo por acusaciones de conexiones terroristas en territorio yemení.

Las elecciones de 2006, como se mencionó, marcan un hito político importante en la historia de esta nación., porque pueden ser consideradas un avance en su democratización a pesar de la reelección de Saleh.
Para argumentar esto Hamad rescata 3 aspectos positivos de estos comicios. En primer lugar, que haya existido una compendia real posibilitada por la presencia de 5 candidatos de 5 partidos o coaliciones diferentes, de los cuales al menos uno contaba con importante apoyo popular. En segundo lugar, se menciona el compromiso social entre las diferentes facciones políticas con el proceso electoral. En tercer lugar, se rescata el hecho de que en términos generales los medios de comunicación dieron cobertura a todos los candidatos en condiciones de igualdad. Finalmente, al margen de los aspectos positivos se perciben algunos elementos negativos como el uso de recursos públicos por parte del partido gobernante, la escasa participación de las mujeres (como candidatas y como electoras) y las influencia de las redes clientelares en el apoyo a ciertos candidatos.

Sobre la base del escenario político descrito en Yemen y la consideración de otros factores que le añaden complejidad, como la presencia de distintas tribus y grupos con diferencias identitarias y las desconfianzas entre norte y sur entre otros, Leyla Hamad esboza lo que a su juicio son los desafíos actuales del país.
En primer término se alude al enfrentamiento de las crisis que se han acrecentado en los últimos años tanto en el sur como en el norte. En la zona sur de Yemen se percibe un fuerte sentimiento de discriminación y marginación respecto al norte, lo que sumado a la fuerte represión sufrida en las manifestaciones ha aumentado el descontento popular. En el caso del norte, en Saada principalmente, la popularidad de Saleh ha decaído fuertemente dando paso a otros personajes como posibles líderes, cuyos seguidores se han enfrentado en ocasiones con el ejército yemení. Todo esto en un marco general de acusaciones de corrupción hacia el presidente, elevadas tasas de desempleo e inflación y un fuerte crecimiento demográfico.
Otros elementos que el país debe tener en cuenta y enfrentar de alguna manera son la creciente amenaza terrorista internacional que ha afectado al turismo (ha aumentado el número de víctimas extranjeras), la falta de aliados influyentes de Saleh, las reformas constitucionales que están pendientes desde 2006, las elecciones parlamentarias que en 2009 fueron aplazadas y la creciente tensión entre el gobierno y la oposición.


INGRAMS, H. (1963) The Yemen: Imams, Rulers and Revolutions. Londres. John Murray.

Resumen: The Yemen: Imams, Rulers and Revolutions data 1963. Harold Ingrams, escribe este libro en un momento en el que cómo él mismo explica, Yemen estaba sufriendo un proceso muy conflictivo entre las políticas y proyectos nacionalistas que se habían ido gestando y los últimos días del imperialismo Británico, como dice “wearing the garb of British-Colony-and-Protectorate-emerging-into-modern-Western-democratic-welfare-nation-state.” 

El autor, devela a través de las páginas un amplísimo conocimiento de primera mano del que llama al-Yemen (para referirse en conjunto a lo que entonces aún eran territorios separados). De hecho parte del libro está basado en su propia experiencia trabajando en Yemen, tanto en el Protectorado de Aden como de asesor a los Sultanes de la región de Hadhramaut,  donde dicen que era conocido como “Ingrams Peace” porque logró una tregua entre más de mil grupos combatientes.

El libro, ofrece una amplia e interesante aproximación a un Yemen eje central y de referencia del mundo árabe y como uno de los primeros lugares en donde empezó a cobrar expresión lo que llama “místico concepto de unidad árabe”. Y precisamente el autor, denunciando en la introducción el desconocimiento generalizado sobre la realidad Yemení y los prejuicios que dominan el imaginario ordinario occidental, se propone revelar algo así como “las mentiras que se han escondido tras el velo que cubre nuestras miradas e impide ver el colorido del Yemen y sus gentes.”

Su obra ofrece importantes pistas para comprender los fenómenos que hoy se vislumbran en el país. Recorre los inicios del Zaidismo y de los Imanes, las lógicas de los sistemas tribales, pasando por los inicios de la expansión británica, conflictos de regímenes; El Rey Ahmed de Yemen, sus reino, antecesores y descendientes, Nasser y sus seguidores, las lógicas Nacionalistas Árabes, los imperialistas Británicos, el papel de la revolución, las convulsiones sociales y políticas...etc.

Además, se aprecia en él, debiéndose comprender en el momento en que fue escrito, un Yemen con unos antecedentes históricos y un presente en una encrucijada para con el proceso de construcción de su “Estado” – nunca como sería comprendido en Europa -.  A lo largo del libro apuntala cuestiones vinculadas a las lógicas tribales, parafraseando el dicho tradicional Árabe “I am against my uncle´s son and my uncle and I are against the stranger”, concepciones más clásicas y teocráticas, más nacionalistas (pan) aribistas  al estilo Napolenónico y que a su vez bebieron también de la presencia Británica, etc. Prestando al final de libro una atención especial a los procesos de revolución que le eran contemporáneos.
El libro termina con unas sugerentes palabras del autor muy significativas para el momento en que se encontraba, si no pudieran hoy, aún con sustanciales matices encontrar una cierta vigencia, “Arabia should be at leisure to fight out its own fatal and complex destiny”.


MESSICK, B. (1997) The Calligraphic State. Textual Domination and History in a Muslim Society, Berkeley. University of California Press.

Resumen: Sobre la base de un trabajo de campo de dos períodos en Yemen, realizado entre septiembre de 1974 y marzo de 1976 y entre enero y junio de 1980, Brinkley Messick intenta exponer en este libro el recorrido de dicho país desde finales del siglo XIX hasta los años 90 en cuanto a la relación entre escritura y autoridad. Para ello, además de su trabajo etnográfico analiza distintos tipos de textos como documentos jurídicos, administrativos, escrituras sagradas e historias locales.

El objetivo entonces de Messick es dar cuenta de las transformaciones que ha sufrido Yemen en el periodo mencionado, definido por él como un estado de “dominación textual”. Con esta noción, el autor se refiere a la tradición discursiva del país y cómo la escritura representa un entrelazamiento entre la política, el orden social y una formación discursiva, en la medida que la creación e interpretación de los diferentes textos (escrituras sagradas, contratos administrativos y jurídicos, por ejemplo) constituyen formas en que la autoridad se establece y mantiene. Para ello en el análisis de los documentos centra su atención en ciertas características como las expresiones autoritarias presentes en varias categorías de textos y construidas a través de las prácticas de variadas instituciones. Así, intenta vincular la construcción de la autoridad en la literatura con los procesos sociales y políticos que articulan la autoridad de los textos. Eso sí, la dominación textual en cada momento histórico se relaciona con otras dimensiones de la autoridad y con las relaciones de  determinado modo de producción.

Para Messick, en Yemen, así como en otros estados asiáticos, las relaciones textuales tienen un rol fundamental en la legitimación de organizaciones y sistemas políticos, y justamente la manera en que esta vinculación se construye es algo que no se ha investigado en profundidad. Para ello, apunta que es necesario considerar la escritura no tanto en sus dimensiones universales, sino más bien destacando su variabilidad cultural e histórica –de ahí su amplia revisión histórica a lo largo de libro-, y teniendo en cuenta su implicación en las relaciones de dominación, rompiendo con la consideración de ésta como un medio de carácter neutral. En suma, se trata de un análisis histórico y político que se aleja de las formas y categorías de investigación más tradicionales en dicho ámbito.

Se realiza una larga y completa revisión histórica –para lo cual recurre a muchos historiadores yemenís- que incluye distintos textos, aunque se centra especialmente en la Sharia y los manuales que intentan transmitir su jurisprudencia. Ésta se entiende como un discurso que representa el núcleo del conocimiento islámico, y que como tal abarca el ámbito político, social, religioso, moral, legal y económico.

En la medida en que la Sharia opera como el centro de un discurso social, más que solamente la “Ley del Islam”, el autor centra la atención en las formas de apropiación de sus idiomas, la flexibilidad e interpretabilidad de sus constructor, en la estructura de sus textos y las distintas transformaciones que estos aspectos han sufrido a lo largo de la historia. Todo esto teniendo en cuenta que el estatus práctico de la Sharia varía en los distintos países del mundo musulmán, pero que en Yemen ha sido altamente aplicada. Al mismo tiempo, toma en consideración tanto la doctrina formal de la Sharia como las interpretaciones coloquiales  locales de ella.
A través de una reconstrucción histórica, el autor busca mostrar cómo se ha construido el relato de esta “política textual”, la que a su vez implica factores como un texto de referencia, que incluye las estructuras de su autoría, un método de enseñanza y transmisión, instituciones que lo interpreten, determinados modos de inscripción de los documentos y un patrón de autoridad textual que refleja la legitimidad del estado y las relaciones de poder.

Es así como a lo largo del libro Messick realiza una revisión histórica que no sólo se centra en los orígenes de la cultura escrita sino también –y sobretodo- en cómo se han dado procesos de cambio en ella y sus diferentes manifestaciones. Aborda entonces elementos como: el sistema educativo yemení, sus distintas técnicas pedagógicas y el impacto de la presencia del Imperio Otomano o el control británico en ellas; el caso de determinados manuales de instrucción de la Sharia y formas aprendizaje como la recitación; las traducciones y el efecto de éstas en el aprendizaje; las distintas formas de transmisión e interpretación (donde es importante el rol histórico de los imanes, por ejemplo), y el análisis del sistema jurídico y diversos documentos legales. Todos estos elementos constituyen de alguna manera lo que Messick llama “the calligraphic state”, que más que corresponder a una política específica y su disolución en un momento determinado o un momento discursivo y su transformación, se trata de un  constructo que, como tal, es producto de la combinación de diversos materiales históricos.


STEVENSON, T. & ALAUG, A. (2000) “Football in newly united Yemen: rituals of equity, identity, and state formation”. En: Journal of Anthropological Research 56 (4):453-475.

Resumen: La unificación de Yemen, ocurrida en mayo de 1990 y luego de un largo proceso de transición, sin duda ocupa un lugar central en su historia. A diferencia de la unificación alemana sobrevenida el mismo año, en Yemen dos gobiernos existentes se convirtieron en compañeros equivalentes en el nuevo estado, donde los deseos de paridad y equidad se volcaron a todos los ámbitos posibles. A pesar de ello, para muchos este acuerdo no necesariamente se tradujo en el “sentimiento” de un estado nuevo, en parte, porque si bien en el periodo de transición la voluntad de unión era común a todos los líderes, ésta no fue socializada al conjunto de los ciudadanos marginándolos así del proceso.

En este artículo, se analizan dos eventos deportivos ocurridos en Yemen pues se consideran un esfuerzo por minimizar la identidad regional y construir una comunidad nacional, a saber: la primera temporada de la liga nacional de fútbol y la conformación de la selección nacional. Se postula que ambos eventos fueron ceremonias orquestadas con un importante mensaje simbólico.

Las regiones del norte y del sur han tenido recorridos históricos divergentes acompañados de importantes divisiones culturales y religiosas. A pesar de ello, muchos líderes políticos apelan a una unidad identitaria y cultural, y buscan reforzarla minimizando las diferencias usando símbolos culturales reales o inventados. En este sentido, luego de concretado el acuerdo de unificación, se intentó materializar la consigna de “poder compartido” a través de distintas iniciativas (por ejemplo, estableciendo dos capitales y distribuyendo cargos políticos y administrativos equitativamente entre habitantes del sur y del norte). Sin embargo, muchos indicios de las diferencias se mantuvieron (por ejemplo, siguieron existiendo dos ejércitos), cuestión que también se evidenciaba en la relación entre los ciudadanos. Sumado a esta problemática, en julio de 1990 el país vivió un momento complejo debido a que millones de yemeníes fueron expulsados de Irak por el apoyo tácito que Yemen brindó a la invasión a Kuwait, cuestión que vino a agravar la crisis económica que ya se evidenciaba. Aún así, el gobierno siguió demostrando su compromiso con la equidad, se aprobó la Constitución mediante un referéndum y -lo más importante para este análisis- se promovieron dos importantes hitos deportivos, dirigidos a transmitir sentimientos y símbolos políticos de identificación con el nuevo estado.

Para realizar el análisis, los autores revisan algunas posturas teóricas acerca de la conceptualización de los eventos deportivos. Se parte del supuesto que todos los denominados espectáculos deportivos tienen como elementos comunes representaciones simbólicas de la realidad y la participación de la audiencia, sin embargo, no todas las formas de este género poseen el mismo impacto o relevancia.
Se realiza la distinción entre espectáculo y ritual, aludiendo a que entrañan énfasis diferentes. El espectáculo posee una fuerte calidad visual, hay un deseo de separarse de lo mundano y el foco está puesto en la magnificencia del escenario que debe ser vista en persona. En el caso del ritual, afirman, el foco es la presentación de verdades simbólicas.
Según la revisión realizada, se pueden identificar dos posturas teóricas. Ambas coinciden en considerar los deportes tradicionales (propios de “sociedades tradicionales”) como rituales, pero difieren en trasladar esta concepción a los deportes modernos. Para unos, éstos igualmente contienen elementos rituales, aunque seculares, que dirigen las interpretaciones de las personas sobre la vida social dándoles legitimidad. Para otros, los deportes modernos no serían rituales y más bien corresponderían a juegos competitivos, en tanto el énfasis está puesto en ganar, cuestión ajena a los ritos.
La postura de los autores es considerar los eventos deportivos como rituales seculares, de los cuales una parte, la competencia, carece de previsibilidad, o se centra más bien en el resultado. Vistos así, la capacidad de transmitir mensajes se hace evidente.

El fútbol ha seguido diferentes caminos de inserción y evolución en las distintas regiones de Yemen, y aunque no está muy desarrollada su práctica forma parte de la vida cotidiana de sus habitantes, quienes siguen a diario los resultados de la liga nacional, sobretodo los jóvenes cada vez más interesados.
Con el antecedente de la Yemen Cup –torneo instaurado en 1980 donde se enfrentaban equipos del sur y del norte- se creó en 1990 la primera temporada del campeonato nacional yemení. En el proceso de planificación de este evento, es posible observar cómo el compromiso con la paridad y equidad entre norte y sur se intenta mantener férreamente, lo que trajo aparejado una serie de conflictos, principalmente a la hora de definir la estructura de torneo. Se conformó así un campeonato particularmente largo, dada la necesidad de incluir la mayor cantidad de equipos de todas las regiones, donde se garantizó la representación de estas. Así, se demostraron y reforzaron simbólicamente las políticas sostenidas por el gobierno, fomentando con ello la identificación de los ciudadanos con el nuevo estado. La final del torneo se jugó durante el primer aniversario de la unificación.

La conformación de la selección nacional de fútbol opera entonces como otro ejemplo del énfasis en la paridad, donde los símbolos son claramente más relevantes que la sustancia. Tanto en su primera conformación como en las siguientes, se mantuvo el afán por equilibrar el número de jugadores del norte y del sur, y lo mismo ocurrió en cuanto al staff técnico. Aunque la primera participación internacional de este equipo no tuvo tanto éxito, la segunda fue especialmente significativa, la gente repletó el estadio para recibir a Irak y estuvo cargada de simbolismos y mensajes sociales: en el estadio se alzó la nueva bandera, la ceremonia se inició con el nuevo himno y los jugadores vistieron los nuevos uniformes. Todas condiciones ideales para construir una nueva identidad en torno al Yemen unificado.

Sobre la base de estos dos ejemplos, los autores constatan la utilidad de este tipo de eventos para presentar mensajes simbólicos. Ello en la medida que son rituales, y estos en su fase liminal implican una suspensión de las reglas de la vida cotidiana lo cual facilitaría el adoctrinamiento. Al mismo tiempo, relevan la relación que se da entre evento deportivo (como ritual) y la construcción identitaria, promovida por la creación de “comunidades imaginadas”, casi intangibles, donde la unión no pasa por vínculos reales sino elementos puestos en común. A través de la asociación con estos símbolos la identidad se desarrolla.
Los rituales le dan a los símbolos mayor peso e intensidad –de ahí su efectividad en estos procesos-, y en este sentido, los eventos deportivos son portadores efectivos de éstos en la medida que crean el ambiente ritual que hace a la gente receptiva a los mensajes.
Así, en el caso de Yemen, se puede decir que los eventos mencionados han contribuido a sentar las bases para una identificación con el nuevo estado.


WEDEEN, L. (2003)Seeing like a citizen, acting like a state: Exemplary Events in Unified Yemen”. En Comparative Studies in Society and History 45 (4): 680-713.

Resumen: El presente artículo aborda críticamente las relaciones entre el poder del Estado y la experiencia ciudadana en Yemen, analizando, cómo, ambos elementos se articulan en la construcción identitaria de una “Nación”, en el contexto subsiguiente a la unificación del país de 1990.
La autora busca generar una mayor comprensión acerca de la anatomía de la contestación ciudadana y del control de un régimen en la formación de Estados- Nación, y concretamente en el caso del Yemen, como país paradigmático en este sentido.  
Para ello, el artículo explora tres contra-intuitivas comprensiones de las relaciones para con la soberanía del Estado, la democracia y la formación de una Nación, a partir de la presentación de tres ejemplos etnográficos, que escenifican con cierta ironía aspectos de la experiencia política que se vive en Yemen. 
Mostrando, de esta forma, tres eventos que son característicos de un proceso de renovación de las maniobras y juegos políticos entre un régimen muy duradero pero que presenta una muy escasa capacidad institucional  y una ciudadanía que pese a ello, se vislumbra muy efervescente y participativa en la práctica política ciudadana.
A lo largo del artículo, la autora explora la hipótesis de que, tal vez, en Yemen pueda considerarse que estas hendeduras de experiencias de ciudadanía e incluso de construcción de la identidad nacional que se van vislumbrando, se deban precisamente a la fragilidad de su Estado, que es incapaz de responder a las demandas de su ciudadanía.

El primer evento que analiza la autora, es el de las supuestas “primeras elecciones presidenciales libres” de 1999, tras la unificación del país. Con este ejemplo, que analiza la soberanía Estatal y democrática, la autora destaca cómo la población, ampliamente reconocía estas elecciones como irrisorias en tanto no se dudaba que se encontraban muy lejos de ser libres y democráticas. Pese a todo el montaje alrededor de las elecciones eran más que evidentes para la población, los resultados favorables al régimen establecido.
El segundo evento etnográfico que recoge, es la colosal celebración del décimo aniversario de la unificación de Yemen, en mayo del 2000, y el conjunto de preparativos que le acompañaron.
La autora analiza el evento en tanto un gran teatro de las instituciones gubernamentales, cuya exagerada presencia no buscaba sino aparentar algo así como la existencia de un “Estado”. Un Estado que, en el fondo, al pretender hacerse presente y activo para dicho evento de una forma tan dramatizada, solo evidenciaba aún más elocuentemente lo ausente que estaba siempre para la gente, lo fallido que era  y lo contradictoriamente irrisorio de sus acciones.
El tercer evento que destaca la autora, es la sensación pública de angustia y shock que se generó en Yemen alrededor de una serie de asesinatos producidos en el marco de las celebraciones del décimo aniversario por “un asesino en serie”, que fue nombrado como el “primer  asesino en serie de Yemen”.
Al respecto de ello, la autora analiza cómo a partir del miedo y terror compartidos por la población y ante la ausencia de las autoridades en dar una respuesta favorable, se fue perpetrando algo así como una sensación de pertinencia e incluso de unidad e identidad Nacional en el anhelo de un Estado, que, lejos de ser “fallido”,  fuera capaz de proteger  a sus ciudadanos ante semejante peligro.

A partir de dichos ejemplos, la autora invita a ser críticos con las presunciones clásicas occidentales que sostienen que la Unidad Nacional y la soberanía Estatal son prerrequisitos para la democracia. Más allá de ello, este artículo muestra cómo pueden articularse, contrariamente a lo pensado, importantes formas de actividad democrática generalizada, con múltiples muestras de vida ciudadana y activismo político, capaces de generar y articular un sentimiento de partencia a una comunidad imaginada nacional en un contexto fuertemente adverso, con un Estado frágil que aún ejerciendo su poder, está ausente. Y no solo eso, sino que, tal y como se sostenía al inicio, la autora apunta a que es esta fragilidad, la que posibilita en realidad este poder ciudadano y de identificación.

Sostiene que, la ciudadanía de un Estado frágil, tal vez puede disfrutar de unos espacios y experiencias de participación ciudadana y contestación que en los Estados sólidos y tan regularizados desaparecen y/o quedan sucumbidas.
Así, el artículo se centra en advertir como, ante un Estado incapaz de jugar un papel convincente educativa o formativamente en la configuración de personas con una fuerte identidad Nacional, los eventos que analiza la autora,  funcionan precisamente en ese sentido a partir de las identificaciones que promueve. 
Las prácticas discursivas, tales como los informes periódicos y la televisión, los sermones de las mezquitas, las conversaciones en la calle y masticando el qat etc., compartir preocupaciones y demandas por ciertos derechos, sentirse desprotegidos etc. están ayudando en Yemen, a construir una cierta idea de existencia compartida que contribuye a la  aparición episódica de instancias de “vida nacional”.


WEDEEN, L. (2007) “The politics of deliberation: Qat chews as public spheres in Yemen”. En Public Culture 19(1): 59-84.

Resumen: El texto de Lisa Wedeen se basa en un trabajo de campo realizado por la investigadora en Yemen, durante 18 meses entre 1998 y 2004, y pretende abordar la teorización sobre la democracia a través de 3 objetivos principales. Por una parte, pretende mostrar cómo una determinada definición de democracia (entendida básica y simplificadamente como elecciones abiertas) actualmente está naturalizada en los distintos análisis y no se somete a revisión dejando de lado otras prácticas democráticas, sobretodo aquellas que se dan en contexto autoritarios. En segundo lugar, apela a la noción habermasiana de “esfera pública” para analizar dichas prácticas y la forma en que actividades realizadas en la esfera pública son políticas. En este sentido se toma como caso de análisis el consumo de Qat, y cómo esta acción constituye una instancia de compromiso y debate político. Por último, Wedeen intenta mostrar cómo prácticas cotidianas de contestación política que están fuera de los canales electorales se salen de los marcos de la definición mencionada de democracia y de lo propuesto por Habermas.

La definición de democracia a la que alude la autora, supone que la sucesión política resulta de elecciones competitivas y abiertas, y donde los resultados son inciertos. En esta línea, las elecciones serían abiertas y competitivas en la medida que todos los candidatos tienen alguna posibilidad de ganar. Ahora bien, según Wedeen esta definición implica ciertas limitaciones a la hora de investigar. Se trata pues de una definición muy estrecha que no permite captar la complejidad de las prácticas democráticas, lo que a su vez genera problemáticas ya que a partir de esta definición se erige un sistema binario de clasificación (o se es una democracia o no). Al mismo tiempo, se tiende a restringir el análisis a los ámbitos electorales, dejando fuera entonces prácticas cotidianas y de carácter espontáneo o creativo que se dan en otros contextos.
En esta línea de argumentación, el caso de Yemen y el consumo del Qat son ilustrativos pues invitan a reflexionar más allá de los resultados electorales formales, y considerar las dimensiones fenomenológicas de la política participativa, al tiempo que sirve para problematizar la noción habermasiana de esfera pública.

Según el trabajo realizado por Wedeen, el consumo del Qat –droga que tiene efectos similares a los de la cafeína- opera como un espacio de discusión y debate, incluso entre personas que no se conocen, sobre diferentes temas y ámbitos (política, problemas sociales o domésticos, literatura, etc.). Es un espacio donde se toman decisiones relevantes y se produce un importante flujo de información, y en torno a él se organiza la vida social también de aquellos que no mastican el Qat. Sin embargo, el consumo del Qat parece no constituirse a una esfera pública en el sentido habermasiano en la medida en que, entre otras cosas, no está “abierto al público”, es una práctica eminentemente masculina. Por otra parte, el espacio de consumo aún cuando está abierto a quien quiera participar, reproduce las jerarquías de cada grupo y reafirma las diferencias de estatus entre los participantes.

Para Wedeen, el consumo de Qat no sólo se constituye en un espacio público sino también político y tiene componentes democráticos. En estas instancias se toman decisiones políticas, se informa y discute sobre eventos de relevancia pública, se negocian relaciones de poder principalmente en relación a cómo las élites asumen su responsabilidad y satisfacen las necesidades de sus electores, y finalmente, se constituyen en espacios donde participan distintos tipos de personas, se dan desacuerdos pacíficos y se genera una oposición leal.

Sobre la base de la descripción del consumo del Qat, y de su análisis en función de la noción de esfera pública de Habermas, Wedeen concluye que existen aproximaciones políticamente funcionales independientemente de la relación histórica que Habermas supone entre la esfera pública y la experiencia privada burguesa. Es decir, tal como sucede en un país como Yemen, las actividades de la esfera pública existen en ausencia de una sociedad burguesa cuyos individuos hacen posible el paso de una experiencia privada a un tópico universal. En condiciones mayoritariamente agrarias se puede observar ciudadanos actuando democráticamente y generando formas de integración política en espacios como los que se crean en torno al Qat. Estas prácticas, asimismo, pueden no conducir a elecciones libres, pero es donde reside actualmente el dinamismo político.

Por otra parte, la autora releva que las reuniones donde se mastica el Qat plantean diferencias entre las prácticas democráticas y los valores liberales. Así, los espacios de consumo constituyen una instancia donde se realiza una subjetividad explícitamente democrática en tanto que deliberativa, mas no necesariamente de desarrollan debates de carácter liberal. Esta cuestión es importante en la medida que desmitifica a creencia de que el estudio de prácticas democráticas implica centrar la atención en acciones que tienen un valor instrumental para la celebración de elecciones libres. En esta línea, se plantea que no habría una relación directa entre prácticas democráticas, debate, deliberación y elecciones o valores liberales.

En relación a esto, Wedeen plantea finalmente que el consumo del Qat invita justamente a centrar la atención en las prácticas preformativas más que en los valores de los individuos, y llama a revisar las distintas definiciones de democracia para no caer en percibirla como una cosa o una etiqueta que se coloca en un estado y más bien centrarse en la existencia o ausencia de prácticas democráticas.


WINTER, L. (2010) “Fragile State: Yemen in Conflict”. En Current History 109(731)

Resumen: Desde 2004, el gobierno de Yemen ha intentado sin éxito, obstaculizar a las crecientes fuerzas rebeldes del norte del país. Según el autor, éstas estuvieron compuestas en un principio de un pequeño grupo de religiosos revivalistas, los Houthis, que se radicaban en la provincia de Saada. La rebelión de los Houthis, se habría expandido a otras provincias del país e  incluso habría llegado a influir a las fuerzas militares de Arabia Saudí.

Siguiendo al autor, este conflicto se ha denominado en numerosas ocasiones como “rebelión chiita”, sin tener en cuenta que esta denominación obvia el hecho de que un gran número de yemeníes chiitas, los cuales representan alrededor de un 40% de la población del país, siguen el Zaidismo, una pequeña rama del Islam chiita, propia de Yemen. No obstante, si se la llamase “rebelión Zaid´”, también se incurriría en otra contradicción puesto que se estaría hablando pues de una identidad Zaidí fijada. Se ha de tener en cuenta el que actual presidente de Yemen, Ali Abdullah Saleh,  muchos de sus acólitos e incluso críticos de los Houthis, también son denominados Zaidíes.

Winter afirma igualmente, que en otras descripciones del conflicto, el gobierno yemení ha acusado no oficialmente a los gobiernos de Arabia Saudí y de Irán de alimentar a los grupos rebeldes yemeníes. De todas maneras, el conflicto de hecho es resultado de conflictos internos derivados por parte de políticas gubernamentales que han tenido como objetivo menoscabar el poder de las tribus en ciertas áreas de Yemen, debilitarlas y dividirlas. Los Houthis, por lo tanto, representarían un desafío al centralismo que ha regido durante decenios el país.

En cuanto al nacimiento de este movimiento, la historia del moderno Zaidismo (llamado igualmente la “Juventud que cree” o al-Shabab al-Mu’min), quienes acabaron denominándose Houthis en honor de su líder, se habría desarrollado alrededor de dos grandes acontecimientos, uno nacional, la unificación yemení y otra internacional, la guerra de Irak en 2003. La unificación en 1990 de la República Árabe del Yemen (Norte del Yemen, dividida en el siglo XIX bajo el Imperio Otomano) con la República Democrática del pueblo del Yemen (sur del Yemen, que fue colonia británica), permitió la promulgación de nuevas leyes, como la de libertad de asociación, lo cual permitió el nacimiento y el crecimiento de grupos como la “Juventud que cree”.  Asimismo, en 2003 la guerra de Irak imprimió a este grupo la idea de oponerse a la intervención estadounidense en la región, gestándose en la provincia de Saada. El resultado fue que en 2004, el gobierno yemení intentó acabar con este movimiento rebelde por la fuerza.

Si volvemos al Zaidismo, se ha de tener en consideración que éste durante mil años constituyó la religión de estado en Yemen hasta la fecha de 1962. En este año, líderes militares en el país, inspirados por el Movimiento de oficiales para la Libertad de Egipto, declararon el final del imanato de los sayyides (descendientes del profeta Mahoma), con el objeto de proclamar una república constitucional, lo cual provocó un conflicto en la provincia rebelde de Saada.

La subida al poder del presidente de Yemen en 1978, Saleh, minorizó las influencias sayyides en algunas regiones del país, aun cuando él es Zaidí pero pertenece a una familia sayyidí.  Por esta razón, desde los 80, Saada, la antigua capital del país, comenzó a ser excluida de la vida política y cultural yemení, pasando a ser “periferia” y dejando así de optar a los modestos programas de desarrollo y modernización impulsados desde el gobierno central del país.  Esto, según el autor impulsó a cientos de miles de yemeníes a emigrar a Arabia Saudí a trabajar por falta de oportunidades en su país[1]. Algunos de estos emigrantes, y siguiendo a Winter, acogieron el Salafismo, movimiento que invita a un retorno al Islam de los inicios, al que consideran más puro. Según el autor, el Salafismo se expandió dentro del movimiento rebelde, el cual ya mostraba hostilidad hacia otras formas de practicar el Islam (incluyendo el Islam Chiita y el Zaidismo).[2]

En relación a los eslóganes que el movimiento “La Juventud que cree” adoptó, los más significativos serían los siguientes: “Allahu Akbar! (¡Muerte a los americanos!, ¡Muerte a los judíos!, ¡Malditos los judíos!), los cuales han sido utilizados por los Houthis en muchas de sus reivindicaciones aun cuando fueron prohibidos por el gobierno. En relación a este factor de los eslóganes, se ha de tener en cuenta que surge por lo tanto una contradicción en el hecho de que por una parte el presidente de Yemen criticó públicamente la política intervencionista norteamericana en Irak, pero no permitió que la voz de otros instrumentalizara este tipo de protestas.[3] Esta sería la razón por la cual el líder del movimiento, Houthi, escapó y se escondió en la zona oeste de la provincia de Sadaa, siendo asesinado finalmente en septiembre de 2004. De todas maneras, y tras su muerte los conflictos han continuado según el autor hasta el año 2010.

En relación a las influencias externas que han alimentado conflictos en Yemen, no se han de obviar, en primer lugar los eslóganes del movimiento “La Juventud que cree”. Algunos de ellos, según el autor, indican una admiración por la revolución iraní y amenazas para todo aquello que representa América e Israel.[4]  En segundo lugar, las clases de Hussein al-Houthi advertían a sus acólitos de las continuas amenazas que representaba lo occidental, afirmando incluso en  2004, que existiría una conspiración de raigambre occidental para acabar con la comunidad musulmana y debilitarla.

Se ha de tener en cuenta que desde el nacimiento de este conflicto, el gobierno central yemení fue perdiendo poder en partes de la provincia de Saada hasta prácticamente la actualidad. Además, los Houthis a lo largo de los años han criticado fuertemente el régimen saudí puesto que consideran que ayuda al gobierno de Saleh a luchar contra ellos.

Para el autor, la reacción del gobierno yemení contra los desafíos impuestos por  Hussein al-Houthi estarían causados por el miedo real a que el poder de los Houthis se consolidase en la provincia de Saada, peligrando la unidad del país, por lo que se les ha pedido continuamente que abandonen las armas.  Según Winter los Houthis “are in many ways a product of government policies in the tribal regions (…). Specifically, the BY became a tool to help the regime weaken tribal alliances, the Wahhabi movement, and other groups such as the Sunni party Islah, the Socialists, and even the Zaydi party Hizb al-Haqq” (Winter, 2010:399).  En esta lucha del gobierno de Yemen contra los seguidores de Houthi ha permitido que en 2007, éste incluyera a diferentes grupos tribales en listas en las que se admitía que estas facciones ayudaban al grupo rebelde.  Al mismo tiempo, la falta de oportunidades económicas y de empleo empujó a muchos jóvenes, según el autor a perpetuar el conflicto. Es por ello que puede afirmarse que la expansión y duración de la lucha, no puede separarse del hecho de cómo el gobierno central se ha comportado en las regiones periféricas del país, en este caso, en la provincia de Saada.

Es importante comentar que este conflicto expone otras debilidades de la democracia yemení. Si por una parte, el gobierno prohibió en el pasado la existencia de cargos hereditarios en los imanatos, por otra parte, su presidente ha perpetuado su poder durante 30 años y lo seguirá haciendo en manos de su hijo. Es por ello que entrarían en contradicción dos elementos: los valores republicanos y otros tradicionales, que habrían socavado la credibilidad del presidente. Ante este conflicto y para el autor, una posible solución residiría en dotar de un mayor poder federal a algunas provincias del país, especialmente Saada, puesto que han estado luchando para conseguir mayor autonomía y más derechos para minorías del país. No obstante, Winter afirma que el mayor obstáculo para un cambio de estas dimensiones vendría dado desde Arabia Saudí: “The Saudis would fear the establishment of a quasi-imamate in the región that could not be properly managed by an increasingly “tribalized” Yemeni government. Furthermore, it is unlikely the Houthis would lay down their arms except as part of a grand bargain that would also include the Southern Movement” (íbid.:399).

Igualmente y según Winter, este fracaso del gobierno de Yemen en esta región vendría dado por varios factores: la defensa del Zaidismo por un lado y, por otro la fuerte conexión con Arabia Saudí. Ambos elementos habrían atentado con el frágil y delicado equilibrio de redes de patronazgo, únicos elementos que según Winter permitirían lograr cierta paz en la zona.  Además, el quebradizo gobierno de Yemen también ha sido acusado de mantener y no dar solución a este conflicto con los Houthis con el fin de obtener ayuda y financiación internacional para finalizar con este trance, aun cuando iría destinada a miembros de las élites política y militar.

Las conclusiones finales de Winter residirían en el hecho de afirmar que los efectos de este largo conflicto en el país han resultado desastrosos a nivel humanitario. Desde 2004, la lucha armada ha desplazado a más de 300.000 yemeníes y gran parte de la provincia de Saada se encuentra completamente destruida. Además, el gobierno de Yemen según Winter debería escuchar las reivindicaciones de los Houthis, quienes reclaman sus derechos en relación a la libertad de expresión y de prácticas religiosas. Es por ello, que el gobierno de Yemen debería acometer reformas estructurales en el país (mejora de infraestructuras, etc.) debido a las fuertes presiones socioeconómicas que recibe (crecimiento de la población, altas tasas de analfabetismo y de paro, etc.) puesto que debe luchar contra tres frentes: los Houthis en el norte, los movimientos separatistas de sur y Al Qaeda en las provincias del sudeste.




[1] Winter (2010) 396. Según el autor, unas 750.000 yemeníes emigraron a Arabia Saudí en los años 90. Gran parte de estos fueron deportados finalmente a su país, llevando consigo dialectos árabes como el Wahhabi o Salafi y formas de vida típicamente saudíes.
[2] Íbid. 296.Siguiendo a Winter, el movimiento de la “Juventud que cree” comenzó en unas aulas de estudiantes en las afueras de la ciudad de Saada, liderado al final de los 90 por Badr al-Din al-Houthi’s, estudiante sayyidí.
[3] El 18 de junio de 2004, cientos de personas fueron detenidas cuando cantaban estos eslóganes a la salida de la Gran Mezquita de Sanaa.
[4] Íbid. 398El gobierno de Yemen ha mantenido unas relaciones contradictorias con el gobierno de Irán: aunque por una parte admite tener relaciones de amistad con el país, por otra parte y de manera no oficial alega que Irán apoya a los Houthis. 

IEMEN - taula de continguts

·         Presentació
·         Dades bàsiques
·         Prensa Yemen
·         Análisis de la actualidad (abstracts)
·         Artículos y libros
·         Material audiovisual
·         Estudi demogràfic
·         Bibliografía
·         Poema des de Yemen




Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada